Mi historia en Tebarray comienza, como no, por culpa de Eduardo. Cuando se acercan las fechas de inscripciones para el campamento, este gran hombre se convierte como un relaciones públicas por San Valero y gracias a él descubrí junto a Oscar Viadel el grandísimo campamento Tebarray.
La primera vez que fui, si no recuerdo mal fue a los 14 años. Nunca había salido de casa tanto días, pero la idea del campamento la verdad que me cautivaba.
Me acuerdo perfectamente de todo lo que paso en los dos campamentos que viví como acampado, dos años que no se olvidan fácilmente. Siempre que me obligan a elegir cual fue el mejor siempre me suelo quedar con el primero, pero el segundo año también tuvo sus cosas.
Al igual que me acuerdo de todo lo acontecido, me acuerdo perfectamente de quienes fueron mi monitores; el primer año tuve al lujo de equipo formado por Rubén, Luisja, Luisa y Francho; con ellos hicimos una etapa impresionante y diciendo que me lo pase muy bien me quedo corto. Me acuerdo del espectacular día militar o de las grande e inolvidables guerrillas nocturnas.
El segundo año, el equipo también fue muy grande. Tuve la suerte de volver a disfruta de Luisa y de Rubén y conocí a Diana. Francho tomo su camino para triunfar en otras etapas. De aquel año lo primero que me viene a la cabeza, es la travesía y todo lo que paso en aquellos días de andar por el monte; aquel año se nos torció la subida al Ibón de Acherito y finalmente subimos al
petraficha. En aquella travesía nos acompañó Jose Luís (profesor de San Valero) y lo que más recuerdo fue que nos quedamos sin agua la mayoría de nosotros y cuando bajamos y encontramos una fuente nos lanzamos sobre ella.
petraficha. En aquella travesía nos acompañó Jose Luís (profesor de San Valero) y lo que más recuerdo fue que nos quedamos sin agua la mayoría de nosotros y cuando bajamos y encontramos una fuente nos lanzamos sobre ella.
Pero de aquellos dos años como acampado también me quedan los recuerdos de las etapas tan buenas que formamos y no solo me acuerdo de las actividades que programaban los monitores, sino que también me acuerdo de las que programábamos nosotros mismos!! Aquella noches inolvidables hasta las mil pasando de tienda en tienda, castigos en la noche, intentando ligar con
todas las de la etapa, aquellos míticos fregotes del día siguiente, aquella vez que entre Oscar, cuatro más de la etapa y yo fregamos bandeja por bandeja, todo eso aunque en esos momentos nos lo tomábamos como el castigo que era también forma parte de recuerdo. Pero también forma parte del recuerdo todos los intentos por librarnos de la verdura de las comidas, los intentos de engañar a los monitores para poder comer más patatas fritas o la sensación que te invadía el cuerpo cuando se merendaba nocilla!! Jaja, todo muy grande.
Esta es mi experiencia como acampado de Tebarray, cuando cumplamos 25 años más contaré mi experiencia como monitor, una experiencia que solo ha empezado y a la que le quedan muchas cosas por escribir.
Un saludo de Nacho Arias (Nacho H para los amigos)
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