Llamadlo magia


Llevo desde los 17 años como monitor y todos los años me cuesta una barbaridad volver del campamento. Por lo general, el día 31 representa para mí un calvario porque las emociones que se viven en los 15 días anteriores no tienen explicación.

Este año, no ha sido así. Y pienso que no me ha costado tanto volver básicamente porque mi conciencia me dice más segura que nunca que: misión cumplida. Me plantee que este año tenía que ser un año para disfrutar a tope. Cinco campamentos sin interrupción como monitor pueden significar que en cualquier momento pueda surgir cualquier cosa que me impida volver y por ello es importante disfrutar como si fuera la última.


Sería muy temerario decir que este ha sido el mejor campamento de mi vida. A parte de temerario ,significaría una inmensa falta de respeto a todos mis acampados y compañeros de etapa del pasado. No existe un “mejor campamento de mi vida”, existen campamentos diferentes. Todos tienen sus cosas buenas y malas que hacen que sea diferente al del año anterior.


El día 16 por la mañana note mucha ansiedad en la gente por subir al autobús. Había muchas ganas de volver a las tiendas naranjas y como siempre a la una de la tarde ya estábamos en “campa santa”. Desafortunado comienzo el que tuvimos: una impresionante granizada hizo de nuestra primera tarde una verdadera osadía, no teníamos ni las tiendas montadas. Cada piedra de granizo encima del comedor de metal era como una bala que atravesaba nuestras ilusiones del primer día.

Duro revés. La lluvia no sólo trastocaba nuestros planes para los primeros días, sino que además nos obligaba a cambiar las rutas de varias de las etapas: retrasos, cambios de destino… Cadetes, Mayores y Supermayores tuvieron que pagar las consecuencias de la lluvia.


Pero a pesar de todo esto, Tebarray tiene algo especial. La lluvia nunca ha representado un freno para nosotros. En cuanto nuestro amigo el Sol comenzó a lucir, por fin, el día 18 comenzó la fiesta. Días de emoción, días de castigo, días de piscina y de baños en el río… parece que es siempre lo mismo, pero con 128 chavales a nuestras espaldas nunca existe algo igual al del año anterior. Nuestro mayor activo son ellos y un año más: gracias a todos.Ya formaís parte de nuestras vidas y a pesar de los malos momentos que se puede vivir, pasamos un año, o incluso más, recordando todas nuestras vivencias con vosotros. Para nosotros, sois lo mejor que nos puede pasar. Todos sois especiales y por eso sois todos diferentes.


Pero como siempre, personal de cocina, auxiliar, Edu, Ricardo y sobre todo: EQUIPO DE MONITORES: gracias. Entre todos hacemos de Tebarray la segunda mejor familia de la que sólo nosotros podemos presumir. Llamadlo magia.


Nacho Arias es Secretario de la Asociación Juvenil Tebarray